LA COMISIÓN NACIONAL DE AGROECOLOGÍA [CNA]
FRENTE AL PROYECTO DE LEY ORGÁNICA
DE AGROBIODIVESIDAD Y SEMILLAS.
FRENTE AL PROYECTO DE LEY ORGÁNICA
DE AGROBIODIVESIDAD Y SEMILLAS.
La
propuesta de ley, parte de declarar a las semillas como “patrimonio genético
del Estado”, por tanto, el Estado es quién administra, regula y gestiona las
semillas. El objeto de la ley es
“regular” el uso y la conservación.
Para los y
las campesinas indígenas, mestizos, afros, la marginación ha sido un asunto
histórico, las mismas autoridades gubernamentales declararon que existe “una
deuda histórica” con el campo, que no está siendo pagada, puesto que las
políticas impulsadas por el Estado en el actual gobierno (conocidas como cambio
de matriz productiva) son todo lo
contrariop uesto que favorecen a las empresas. Por tanto, el que las semillas y la agrobiodiversidad sea administradas por el Estado,
significa a nuestro entender, que serán arrebatadas de manos de los campesinos
y trasferidas a manos de las empresas
Las
semillas y la agrobiodiversidad son la misma cosa, porque para los pueblos
milenarios no se puede separar lo material, lo energético, lo espiritual, que trasciende en el conocimiento de cómo
usarlas, cuidarlas, renovarlas, intercambiarlas. La agrobiodiversidad es
sustento y cultura, es germoplasma y
conocimiento asociado. En los territorios y terrenos de las familias y
comunidades indígenas y campesinas se han conservado, renovado y mantenido hasta ahora; en el que las ansias de control y
ganancia del capital quieren imponerse.
La
Comisión Nacional de Agroecología, reconoce que la práctica y
concepción de sus miembros es la
conservación, el mejoramiento y uso
sustentable de las semillas nativas, criollas y exóticas. La agroecología
se basa en la diversidad por ello no puede ser desarrollada con un solo tipo de
semillas. El concepto de “mejoramiento”
como sinónimo de valoración solamente económica de las semillas, admitiendo que unas semillas son mejores que otras, no
existe, las semillas se adaptan a distintas condiciones, tienen múltiples usos,
múltiples objetivos, entre ellos, incrementar las cosechas, pero no es el único
valor, por eso mantenemos la diversidad genética y de agroecosistemas. Nuestras
fincas son lo más cercano a un sistema natural,
comprendemos que la diversidad de especies, variedades y ecosistemas son
claves para que el riquísimo patrimonio que hoy dispone nuestro país, exista. La conservación es un acto de creación,
distribución e intercambio libre, voluntad política y cultural, no es de
ninguna manera una orden regulatoria.
En la
propuesta de ley se declara “de interés nacional la investigación,
producción, certificación, abastecimiento, utilización y comercialización de la
semilla de calidad” entonces nos
preguntamos ¿quién conserva nuestro patrimonio?, ¿la conservación no es de interés nacional?
La ley propone “normar el uso, conservación, calificación e intercambio libre de semilla nativa”, es una profunda contradicción, si hay normas ya no hay intercambio libre, no importan cuantas veces repitan “sumak
Kausay” simplemente es
una ley que busca controlar el libre intercambio, así, solamente podrán
circular libremente las semillas de
las empresas trasnacionales, para
ello debemos tener dinero para adquirirlas. Nuestra autonomía generada con
conocimiento y consciencia de
conservación, pretende ser arrebatada.
Se dice que el Estado garantiza “espacios de
encuentro común de los productores y productoras de semilla en donde puedan
intercambiar sus semilla nativas, así como sus usos y prácticas”, según lo
previsto en la Ley. Queremos recordarles a quienes proponen esta ley que la relación con las semillas es
una práctica milenaria, que hoy seguimos
manteniéndola sin que el Estado
haya hecho nada, mucho menos garantizarla, y que es nuestra voluntad y no la benevolencia de la burocracia estatal. Los valores se construyen en las raíces
culturales históricas de nuestra sociedad, no se regulan, los y las
campesinas tenemos siempre una cultura con valores de respeto y solidaridad
entre notros y con los demás seres vivos, como son las plantas. Nosotros mantenemos la base con la cual la
ciencia hace “fitomejoramiento”.
Las semillas son femeninas, las mujeres indígenas y
campesinas han jugado un rol fundamental en su existencia, y ahora la ley propone que las mujeres deben acceder a semillas de
calidad. Vale decir que la sociedad entera les debe la conservación y mantenimiento de la agrobiodiversidad, sin
embargo, la ley desconoce el conocimiento tradicional de éstas mujeres. Su
conocimiento intrínseco a la existencia misma de las semillas, desaparece no se
lo reconoce en esta ley ¿será porque el código ingenios ya se encargó de
legitimar su apropiación? Al colocarlos en el libro relativo a la propiedad
intelectual (como se trata en dicho código),
se empuja hacia un camino de mercantilización del conocimiento, aunque
esto irrespete el art. 402 de nuestra Constitución, que claramente prohíbe
la propiedad intelectual sobre el conocimiento
colectivo asociado a la diversidad
nacional.
La propuesta de ley hace hincapié en la calidad de las
semillas, asegurando que el Estado
cuidará la calidad para mejorar la productividad. Los sectores campesinos no
desconocemos la importancia de tener una semilla sana, de calidad, lo que no es sinónimo de homogénea, puesto
que la homogeneidad es solamente para monocultivos y nuestra posición es
opuesta a los monocultivos. La semilla homogénea es más susceptible de que
sufra ataque de plagas y enfermedades,
de que los factores ambientales le
afecten, la diversidad para nosotros es la clave de la sustentabilidad, por
ello, necesitamos semillas sanas, que
mejoren la productividad. Esto es un
objetivo que podemos asumirlo, que los empujamos con selección y
experimentación, pero no significa que aceptemos que nuestras semillas son las
causantes de la baja productividad.
Los bancos de germoplasma son una estrategia de conservación,
para nuestro entender no la mejor, porque “congela” la vida, si bien es una estrategia importante; la
conservación in situ, ligada a formas de producción sana como la agroecología y la agricultura
campesina diversa es fundamental. La
concepción que nos orienta a las
organizaciones de la Comisión Nacional de Agroecología no es “dominio y control
de los ecosistemas, de su diversidad” nuestra
concepción es trabajar intensificando los procesos naturales para mejorar la producción sin dañar la vida; creando
consciencia y capacidades para su cuidado y denunciado cuando el Estado
pretende arrebatar los derechos de pueblo.
Para confirmar el
control de las semillas campesinas, se propone que el MAE y MAGAP determinarán “zonas de
Agrobiodiversidad”, así en territorios cerrados
la libre circulación de las semillas se corta, la vida no soporta el
control. Esto lo entendieron las sociedades milenarias al intercambiar,
difundir, acoger semillas como base de su enriquecimiento y mejora, de su conservación. Limitar su
camino solamente nos lleva a su desaparición, el conocimiento no se “captura”
en un biocentro, es parte de la cosmovisión de las comunidades, Puesto que tiene
un hilo conductor en la historia de los
territorios, algo que la mercantilización capitalista no lo entiende, su objeto
es explotarlo, apropiarse.
NUESTRO POSICIONAMIENTO
Declaramos esta propuesta de ley como inconstitucional, porque
irrespeta entre otros, el artículo 281 numeral 6 de la Constitución
Ecuatoriana.
Declaramos a esta ley anti campesina porque viola sus
derechos, atenta contra su cultura e
identidad; por la pretensión de impedir la libre circulación de las semillas y
de arrebatarlas de las manos campesinas.
Es otra propuesta de ley que criminaliza a los y las
campesinas, sus formas de vida y sus acciones de resistencia.
La propuesta de ley es
de carácter privatizadora.
Decimos que esta ley es inmoral, irrespeta los derechos de la
naturaleza al tratar de controlar los ciclos regenerativos de la semilla, más
aún si abre las puertas a las semillas
transgénicas
Denunciamos que la ley irrespeta los objetivos 13 y 15 de los 17 objetivos de desarrollo
sostenible de la ONU
La ley impediría desarrollar la agroecología cuya base es la
diversidad genética, de especies y de ecosistemas, pudiendo agravar los efectos
del cambio climático al disminuir y limitar
el desarrollo de la agrobiodiversidad
Exigimos:
La libre circulación de las
semillas nativas y criollas por
todo el territorio nacional, para que se siga recreando la agrobiodiversidad en
manos de los pueblos y comunidades.
Respetar y reconocer el enorme
conocimiento campesino asociado a la agrobiodversidad, especialmente de la mujer indígena y campesina,
respetando su autonomía y generando condiciones para que se siga dando, esto es, la promoción de la producción agroecológica y
la agricultura campesina diversa.
Exigimos que la institucionalidad del Estado integre a las
organizaciones campesinas, no para formar
consejos consultivos sin capacidad de decisión sino para orientar los aspectos claves de producción de la semilla como bien
productivo, su justa distribución, mejoramiento
y conservación de la agrobiodiversidad
Se respete nuestras estrategias
de conservación e impulso de la agrobiodiversidad a través de la agroecología y
la agricultura campesina diversa, de las ferias de intercambio, de los métodos de selección y mejoramiento que
disponemos y exigimos que el banco nacional de
agrobiodiversidad se encargue de
devolver a las familias campesinas el
germoplasma obtenido en el territorio ecuatoriano, especialmente en la costa
donde los agronegocio y el monocultivo la destruyeron, de esta menta nuestra riqueza
natural crecerá.
Exigimos el manejo autónomo de la semilla, no es
posible registrar las 60 o más variedades promedio con las que contamos, como
propone la ley, para nosotros todas son importantes. Una política como la propuesta incrementa el control y la burocracia, formar unidades provinciales de control es un
sin sentido, es una institucionalización que limita la agrobiodiversidad y
demanda gastos innecesarios.
La ley habla de hacer cumplir los procedimientos
legales en caso de entrada de semilla transgénica, recordamos que las semillas
transgénicas están prohibidas por la Constitución ¿es acaso un subterfugio para
romper esta prohibición? Nuestra
posición es firme ¡no a las semillas transgénicas!
Hacemos un llamado a la unidad de todas las
organizaciones campesinas, indígenas y populares del campo y la ciudad a
resistir frente a este nuevo ataque a la Soberanía alimentaria.
¡No a la penalización por conservar la
agrobiodiversidad¡
Riobamba, junio 2016
CNA
CNA
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